La llamada bebida nacional no distingue género ni clase social. Pero hay diferencias en cada segmento.

Se ha llamado al vino “bebida nacional”, por su importancia de la industria vitivinícola en el país y en la cultura e historia argentina. También es la bebida alcohólica más consumida (excepto entre los menores de 25 años, que prefieren el fernet y la cerveza).

Estos conceptos no son meras percepciones, están basados en estadísticas que los sustentan. Los estudios e informes periódicos de entidades como el INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura), COVIAR (Corporación Vitivinícola Argentina) y el OVA (Observatorio Vitivinícola Argentino) indican cuáles son las tendencias en el mercado interno, que representa un 80 % de la producción total.

A la hora de consumir vino, las mujeres tienen algunos hábitos diferentes a los de los hombres (Foto: Archivo Clarín).

A la hora de consumir vino, las mujeres tienen algunos hábitos diferentes a los de los hombres (Foto: Archivo Clarín).

Ahora bien, ¿de qué manera consumimos el vino los argentinos? Históricamente, la brecha entre hombres y mujeres siempre se inclinó hacia los primeros en cuanto a la cantidad, pero poco a poco se van derribando prejuicios y el consumo femenino crece, aunque con matices. El promedio, según una encuesta de la Consultora W para COVIAR, está en un 73% contra un 61%, y, aunque ambos prefieren los tintos sobre los blancos, ellas son más propensas a probar variantes (29 % contra 20%).

«Las mujeres llegan para romper con el tintocentrismo masculino, diversificando sus preferencias al sumar el blanco, los rosados, los tardíos; e incorporan nuevas formas y ocasiones en las que disfrutan del vino, ya sea solas, en una cena romántica o en una juntada con amigas», explica Guillermo Olivetto, director de la Consultora W.

Rutini Single Vineyard Cabernet Franc

Por otra parte, el último reporte del INV de mayo de 2020, muestra la preferencia en cuanto a los tipos de vinos más allá del género. A la mayoría no le importa el varietal (71.7 %) y definitivamente eligen otros vinos por sobre los blancos (entre un 85 % y un 96 % aproximadamente, se traten de varietales o vinos sin mención de varietal).

Consumo vinos mayo

Otro indicador llamativo, en este caso de un flamante comunicado de COVIAR, es ver cómo el vino atraviesa todas las clases sociales. En un gráfico que indica el porcentaje de consumo desde la clase alta o ABC1, de mayor poder adquisitivo, hasta la clase baja o D, de menor poder adquisitivo, el nivel de consumo decrece pero la diferencia no es significativa (apenas un 4 % entre la primera y la última).

Consumo vinos clases sociales

Si bien el consumo per cápita en el país viene en baja a lo largo de las décadas (de casi 80 litros por persona en los años 60 al piso histórico de 18.7 litros en 2018), en estos números influye el cambio en las modalidades de consumo, que fueron modificándose a la par de la transformación de la industria.

José Zuccardi, presidente de COVIAR, considera que «se consume menos, pero de mayor calidad» y, en relación a esta tendencia, analiza la evolución de los hábitos de los argentinos. «Hubo una época donde la costumbre era que una gran familia se reuniera en torno a la mesa, donde se almorzaba y se cenaba con todos los integrantes juntos y se tomaba más vino. Eso ha ido desapareciendo sobre todo en las ciudades, donde las casas o departamentos son más chicos y con menos habitantes», observa. Sin embargo, Zuccardi cree que el hecho de que las personas consuman menos vino hace que elijan con más cuidado la ocasión, y tienen un mayor conocimiento de lo que toman.

Y también destaca que, aunque hoy el vino debe competir con otras bebidas en el mercado, el nivel de precios es muy bueno «si se lo compara con el de la cerveza o las gaseosas», ya que «hay un nivel de vinos varietales de calidad a precios accesibles».


*** Fuente:
Diario Clarin – 11-07-20 / Clarin.com/gourmet